Episodios

  • El queso asesino
    Apr 2 2024
    Había una vez en una soleada tarde de primavera en las calles empedradas de París, un queso semicurado yacía abandonado en medio de la vía. Su aroma embriagador se mezclaba con el aire parisino, atrayendo a los transeúntes que pasaban a su lado. Pero, por desgracia, este queso no era un objeto de deseo para todos. Manuel, un gallego amante de los quesos, paseaba por la ciudad disfrutando de su estancia en la capital francesa. Mientras caminaba por una estrecha callejuela, su ojo entrenado para reconocer los tesoros lácteos, se posó en el queso abandonado. Su corazón latió más rápido y sus papilas gustativas se regocijaron solo con la idea de probarlo. Sin pensarlo dos veces, Manuel se agachó y recogió el queso. Para su sorpresa, al sostenerlo en sus manos, notó que era de una calidad excepcional. La textura era perfecta y el olor era tan tentador que Manuel apenas podía contener su emoción. Estaba convencido de que había encontrado un tesoro culinario. Sin embargo, lo que Manuel no sabía era que aquel queso había sido tirado intencionalmente por un vecino de la zona. Este vecino tenía una profunda aversión por las palomas que frecuentaban la calle y decidido a librar su entorno de estas aves, había ideado un plan maquiavélico. Había untado el queso con un veneno mortal para las palomas y lo dejó estratégicamente en la vía pública. Ajeno a la malicia del vecino, Manuel llevó el queso a su apartamento. Con gran anticipación, cortó una porción y la llevó a su boca. El sabor era celestial, un deleite absoluto para su paladar. Pero poco después, empezó a sentirse mal. Los efectos del veneno comenzaron a hacer estragos en su cuerpo. Mientras Manuel luchaba contra los efectos del veneno, la noticia de su descubrimiento se extendió rápidamente por toda la ciudad. La historia del queso semicurado abandonado en la calle y el trágico destino de Manuel se convirtieron en tema de conversación en cafés y bistrós. Los amantes del queso quedaron horrorizados y el vecino, que había intentado envenenar a las palomas, se convirtió en el blanco de la ira de la comunidad. Afortunadamente, la rápida intervención médica permitió salvar la vida de Manuel. Pero el incidente dejó una huella imborrable en su memoria y en la de todos aquellos que escucharon la historia. El queso semicurado encontrado en la calle de París se convirtió en un símbolo de la importancia de la precaución y la prudencia al encontrar algo aparentemente valioso. Desde entonces, la historia del queso semicurado y la odisea de Manuel se relatan como una advertencia sobre los peligros ocultos que pueden acechar en las cosas que parecen demasiado buenas para ser verdad. Y aunque el vecino malintencionado nunca fue atrapado, su acto vil sirvió como recordatorio de que el odio y la maldad no tienen lugar en la búsqueda de la felicidad y el disfrute de las pequeñas alegrías de la vida, como un buen queso semicurado.José Pardal
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    3 m
  • El cantante Alberto carpintero y la maceta asesina
    Mar 23 2024
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    3 m
  • Enterrada viva
    Mar 21 2024
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    3 m
  • La garza el periquito y la niña encantadora
    Feb 29 2024
    Había una vez en la ciudad de las artes una garceta llamada Soledad, conocida cariñosamente como Sole, y una niña llamada Piruleta. Cada día, Piruleta pasaba corriendo y saltando por el parque, irradiando felicidad a su paso. Sole siempre se detenía a observarla, maravillada por la inmensa alegría que la niña transmitía. Durante todo el año, Sole esperaba con ansias el momento en que Piruleta cruzara el parque. Era como si su presencia llenara de vida y color el lugar. Pero un día, Sole se dio cuenta de que Piruleta no aparecía por ningún lado. La garceta se puso triste y se dio cuenta de que su vida no era la misma sin la niña y su alegría desbordante. Preocupada por la ausencia de Piruleta, Sole decidió movilizar a todos los pájaros del parque, el océano y la ciudad de las artes para encontrarla. Durante siete largos días, trabajaron incansablemente, volando de un lugar a otro en busca de cualquier rastro de la niña. Fue entonces cuando Felisa, una gaviota amiga de Sole, se encontró con su viejo amigo Chipi, un periquito colorido, en el balcón de la casa donde vivía. Felisa le contó a Chipi sobre la desaparición de Piruleta, y el periquito le reveló algo que había escuchado: la niña estaba enferma y por eso no había estado cruzando el parque. La noticia entristeció aún más a Sole, pero también le dio esperanzas de poder ayudar a Piruleta. Con toda la determinación del mundo, Sole y los demás pájaros del parque, el océano y la ciudad de las artes se dirigieron hacia la casa de Piruleta para curarla y animarla. Cada mañana y tarde, los pájaros se reunían alrededor de la ventana de Piruleta y cantaban las canciones más alegres y reconfortantes que conocían. Sus melodías llenaban el aire, trayendo consigo un mensaje de amor y esperanza para la niña enferma. El canto de los pájaros se convirtió en un bálsamo para el alma de Piruleta. Aunque estaba enferma, su espíritu se levantaba al escuchar su música y sentir su amor. Poco a poco, Piruleta comenzó a sanar, y su sonrisa volvió a iluminar su rostro. Con el tiempo, Piruleta se recuperó por completo, y su alegría regresó con más fuerza que nunca. Agradecida por el amor y el apoyo que había recibido de los pájaros, decidió que era hora de retribuirles. Juntos, idearon un plan para celebrar la vida y la amistad en el parque de las artes. Un día soleado, Piruleta organizó un gran evento en el parque. Invitó a todos los pájaros, así como a los habitantes de la ciudad de las artes, a disfrutar de un día lleno de música, baile y risas. Sole, llena de emoción, se unió a la celebración y voló con gracia y elegancia mientras los pájaros cantaban y la niña reía. Desde ese día en adelante, Sole y Piruleta se convirtieron en inseparables. La garceta encontró en la niña su fuente de inspiración y alegría, mientras que Piruleta descubrió en Sole una amiga leal y cariñosa. Juntas, continuaron llevando felicidad al parque de las artes y a todos los que tenían la suerte de cruzarse en su camino. Y así, la garceta Soledad y la niña Piruleta demostraron que la amistad y el amor pueden superar cualquier obstáculo. Su historia se convirtió en un ejemplo de la importancia de apoyarnos mutuamente y encontrar la felicidad en los momentos más simples de la vida. A partir de entonces, el parque de las artes siempre estuvo lleno de risas, cantos y el vínculo eterno entre Sole y Piruleta.José Pardal
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    4 m
  • Migrantes en sonora y el dinosaurio mágico
    Feb 27 2024
    Érase una vez, en el vasto y árido Desierto de Sonora, un pequeño dinosaurio llamado Dino. Sin embargo, Dino no era un dinosaurio ordinario. Poseía poderes mágicos que le permitían comunicarse con los animales y tener una conexión especial con la naturaleza. Dino era valiente, inteligente y siempre estaba dispuesto a ayudar a aquellos que lo necesitaban. En un caluroso día de verano, Dino se encontraba explorando el desierto cuando escuchó un débil llanto proveniente de una dirección cercana. Siguiendo el sonido, descubrió a un grupo de migrantes que se encontraban perdidos y desesperados, buscando desesperadamente agua y refugio. Inmediatamente, Dino supo que tenía que hacer algo para ayudarlos. Utilizando su magia, creó un oasis mágico en medio del desierto. El agua fresca brotaba de un manantial y los árboles frondosos proporcionaban sombra para proteger a los migrantes del abrasador sol. Dino se acercó a los migrantes y, con su dulce voz, les explicó cómo utilizar el oasis para sobrevivir en el desierto. Les enseñó a recolectar frutas y a encontrar plantas comestibles. También les mostró cómo construir refugios temporales utilizando los recursos naturales que el desierto les ofrecía. Los migrantes, agradecidos y maravillados por la ayuda de Dino, comenzaron a recuperar sus fuerzas y a sentirse más esperanzados. Dino se convirtió en su guía y protector, liderando al grupo a través del desierto en busca de un lugar seguro para establecerse. Durante su travesía, Dino les enseñó lecciones valiosas sobre el respeto por la naturaleza y la importancia de cuidar el medio ambiente. Les explicó cómo todos los seres vivos están interconectados y dependen unos de otros para sobrevivir. Los migrantes aprendieron a apreciar la belleza del desierto y a tratarlo con reverencia, prometiendo no dejar basura ni dañar su frágil equilibrio. Después de varios días de caminar, finalmente llegaron a un lugar seguro donde los migrantes podrían comenzar una nueva vida. Dino se despidió de ellos, sabiendo que habían aprendido valiosas lecciones y que estarían bien en su nuevo hogar. Los migrantes le agradecieron de todo corazón y prometieron recordar siempre al dinosaurio mágico que los salvó en el desierto. De regreso en su hábitat natural, Dino continuó protegiendo y cuidando el Desierto de Sonora. Utilizó su magia para ayudar a los animales sedientos y a las plantas que necesitaban agua. Se convirtió en un símbolo de esperanza y resiliencia para todos los que vivían en esa región. Y así, la historia del dinosaurio mágico que salvó a miles de migrantes en el Desierto de Sonora se difundió por todo el mundo. Inspiró a muchas personas a respetar y proteger la naturaleza, y a ser compasivos con aquellos que necesitan ayuda. La historia de Dino se convirtió en un cuento educativo que se contaba a los niños, recordándoles la importancia de la empatía y la solidaridad. Y aunque Dino ya no está físicamente presente en el desierto, su espíritu vive en cada rincón, recordándonos que todos tenemos el poder de marcar la diferencia y ayudar a aquellos que lo necesitan, sin importar quiénes sean o de dónde vengan. JOSÉ PARDAL
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    4 m
  • Matrimonio infantil
    Feb 27 2024
    En un remoto valle rodeado de majestuosas montañas, vivía una joven llamada Leila. Leila era una chica inteligente y soñadora, criada en el seno de una familia amorosa pero modesta en un pequeño pueblo rural. Desde pequeña, Leila había anhelado explorar el vasto mundo más allá de las fronteras de su comunidad y aprender todo lo posible sobre la vida y el universo que la rodeaba. Sin embargo, sus sueños se vieron truncados cuando, a la edad de 14 años, su familia tomó la decisión de comprometerla en matrimonio con un hombre mucho mayor que ella. La noticia llegó como un golpe devastador para Leila, quien se resistió con todas sus fuerzas a aceptar un destino que no había elegido. Pero en un mundo donde las tradiciones y las expectativas sociales pesaban más que la voluntad individual, Leila se encontró atrapada en una situación desgarradora. El matrimonio infantil, una práctica arraigada en la historia y la cultura de muchas sociedades, había sido durante mucho tiempo una realidad para muchas niñas como Leila. En comunidades donde la pobreza, la falta de educación y las normas de género restrictivas prevalecían, las niñas eran consideradas como meras propiedades, cuyo valor se medía por su capacidad para casarse y tener hijos. Las consecuencias del matrimonio infantil eran profundas y duraderas. Para Leila y otras niñas en su situación, significaba el fin de su infancia, la interrupción de su educación y el inicio de una vida de responsabilidades adultas antes de estar preparadas para enfrentarlas. Además, el matrimonio infantil ponía a las niñas en riesgo de sufrir abusos físicos, emocionales y sexuales por parte de sus esposos, lo que dejaba cicatrices profundas en sus vidas y su bienestar emocional. A pesar de los desafíos que enfrentaba, Leila se negó a aceptar su destino sin luchar. Con valentía y determinación, buscó aliados dentro de su comunidad y más allá, en busca de apoyo y orientación para cambiar su situación. Se unió a otros jóvenes que también luchaban contra el matrimonio infantil y juntos formaron una red de resistencia contra las normas opresivas que limitaban sus vidas y su libertad. A medida que Leila y sus compañeros levantaban sus voces y compartían sus historias, comenzaron a llamar la atención de líderes locales y organizaciones de derechos humanos. Se organizaron protestas pacíficas, se llevaron a cabo campañas de sensibilización y se presionó a los legisladores para que promulgaran leyes más estrictas contra el matrimonio infantil y protegieran los derechos de las niñas. Poco a poco, la marea comenzó a cambiar. Leila y sus compañeros inspiraron a otros a unirse a su causa, y juntos lograron crear un movimiento poderoso que desafió las normas establecidas y abogó por un futuro más justo y equitativo para todas las niñas. Con el tiempo, el matrimonio infantil comenzó a disminuir en su comunidad y en todo el país, y las niñas como Leila encontraron la libertad y la oportunidad de perseguir sus sueños sin temor ni restricciones. La historia de Leila es un recordatorio poderoso de la resistencia y la resiliencia del espíritu humano. A través de su valentía y determinación, ella y otros como ella demostraron que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay esperanza y la posibilidad de un mañana mejor. Al aprender de historias como la de Leila, podemos inspirarnos para trabajar juntos en la creación de un mundo donde todas las niñas sean libres de vivir vidas plenas y significativas, libres de violencia y discriminación.autor José Pardal
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    4 m
  • Llora valencia
    Feb 23 2024
    Llora Valencia
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    9 m
  • El plástico asesino
    Feb 20 2024
    Londres, la ciudad vibrante y llena de vida, solía ser el hogar de Carol, una valiente mujer que había luchado ferozmente contra el cáncer. Después de una ardua batalla contra la enfermedad, finalmente había logrado vencerla. Llena de alegría y gratitud por su recuperación, Carol salió del hospital con una sonrisa en el rostro y un corazón rebosante de esperanza. Esa tarde, mientras caminaba por las concurridas calles de Londres, la emoción de Carol era palpable. Cada paso que daba era como un baile de celebración, pues además de ser una sobreviviente, Carol era una talentosa bailarina. Se movía con gracia y ligereza, saltando y girando con una alegría contagiosa. Sin embargo, en medio de su éxtasis, la fatalidad acechaba en las sombras. Un simple pedazo de plástico abandonado en la acera, pasado desapercibido por todos, se convertiría en el desencadenante de una tragedia inexplicable. Carol, completamente ajena al peligro, pisó el plástico y resbaló de repente. Su cuerpo se desequilibró y fue lanzado hacia adelante, sin poder hacer nada para detener su caída. En un instante, el mundo se volvió borroso mientras se precipitaba hacia el suelo, sin poder evitarlo. El sonido del impacto resonó en el aire, seguido de un silencio mortal. La alegría de Carol se había desvanecido en un instante, reemplazada por la oscuridad y el terror. La gente que presenció el trágico accidente quedó atónita, incapaz de comprender cómo algo tan insignificante como un pedazo de plástico había cobrado una vida. La noticia de la muerte de Carol se extendió rápidamente, sumiendo a la comunidad en un profundo pesar. Su valentía y espíritu indomable habían sido arrebatados de forma cruel y repentina. La ciudad de Londres se envolvió en un aura de tristeza y miedo, ya que aquellos que habían presenciado la tragedia empezaron a temer a las pequeñas cosas que podrían desencadenar una catástrofe similar. El pedazo de plástico abandonado en la acera se convirtió en un símbolo ominoso, una advertencia de que incluso la alegría y la victoria pueden ser arrancadas de nuestras manos en un instante. Los transeúntes evitaban el lugar de la tragedia, temerosos de encontrarse con algo tan banal y aparentemente inofensivo, pero que había cobrado una vida. La historia de Carol se convirtió en una sombra que acechaba en las calles de Londres, recordándonos que la vida es frágil y que la muerte puede aparecer en los momentos más inesperados. Su espíritu bailarín y su lucha contra el cáncer quedaron como un recuerdo doloroso de lo efímera que puede ser la felicidad cuando la tragedia acecha a cada paso. Y así, la ciudad de Londres se vio envuelta en una atmósfera de terror y precaución, recordando a todos que la vida puede cambiar en un instante, y que incluso los triunfos más grandes pueden verse eclipsados por la tragedia más devastadora.Música José Pardal/autor José Pardal
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    3 m