• 18 Domingo B Danos de este pan

  • Aug 2 2024
  • Duración: 4 m
  • Podcast

18 Domingo B Danos de este pan

  • Resumen

  • Danos de este pan

    Los Evangelios de estos domingos están relacionados, siguiendo uno al otro. La semana pasada asistimos al milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Ahora estamos en el capítulo seis de San Juan donde Jesús va a tocar el tema más difícil de su predicación: la Eucaristía. Es complicado, no solo por el tema mismo, sino también porque los judíos no comían ciertos tipos de animales, y tenían que extraer su sangre antes de comerlos. Jesús aprovecha el milagro para explicar la Eucaristía, con esperanza de que, al haber visto su poder, le escucharán. Fue un milagro dirigido a esta, relacionado con el pan y la alimentación.

    Hemos leído en la primera lectura del libro del Éxodo, cómo Dios hizo llover pan del cielo, durante la migración de los Israelitas por el desierto. Murmuraron contra Dios, protestando a Moisés que en Egipto tenían todo el pan que querían, y ahora iban a morir de hambre. Cuando se levantaron por la mañana, se encontraron que el suelo estaba cubierto de algo como el rocío, y preguntaron: ¿Qué es esto?, que en hebreo se pronuncia ‘Maná’. Nosotros también deberíamos hacer la misma pregunta cuando vamos a Misa y el sacerdote nos enseña la Eucaristía ¿Quién es este? ¿Qué poder tiene este pan?

    El Evangelio comienza con una multitud de gente buscando a Jesús. Después del milagro, Jesús se fue al otro lado del lago, a Cafarnaúm, porque querían hacerlo rey. Jesús se mueve por diferentes partes del lago, para evitar a la gente. También nosotros buscamos a Jesús y él se sigue escapando de nosotros. La verdad es siempre elusiva y difícil de conservarla. Cuando la muchedumbre logra encontrarlo, les dice que le buscan, no por si mismo, sino por la comida maravillosa del día anterior. Nos pasa a nosotros también; muchas veces lo buscamos no por él, sino por lo que puede hacer por nosotros, por lo que pensamos nos hará felices. Nos olvidamos de que sólo Jesús puede satisfacer todas nuestras necesidades.

    Los judíos le pidieron a Jesús un signo, el mismo que Moisés dio a sus antepasados, el pan del cielo. Jesús les dijo que fue su padre el que les envió el maná. Así le dijeron: “Señor, danos siempre de este pan.” Es una buena petición. También nosotros se lo pedimos: danos de este pan. Pero no como los judíos, que pedían un pan terrenal, sino un pan que dura para siempre, que nos sacia, cura y glorifica.

    Entonces Jesús les dice: “Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá nunca sed.” Ya no nos hace falta más el pan de trigo. Es un pan que no nos llena; estamos siempre hambrientos, buscando comida, sedientos y bebiendo en charcos. Jesús es el pan que necesitamos, el pan de verdad, el pan de vida, el agua viva que nos introduce en la vida eterna. Hoy hacemos la misma petición de los judíos: Señor, danos siempre de este pan. Ayúdanos a venir más a menudo a tu mesa, a la Misa, a darnos cuenta de que te necesitamos. No nos damos cuenta de que estamos hambrientos y no lo recibimos frecuentemente.

    josephpich@gmail.com

    Más Menos

Lo que los oyentes dicen sobre 18 Domingo B Danos de este pan

Calificaciones medias de los clientes

Reseñas - Selecciona las pestañas a continuación para cambiar el origen de las reseñas.