Protagonizan el programa cinco instrumentos: los llamados Stradivarius Palatinos, custodiados en el Palacio Real de Madrid. Es una colección de instrumentos de cuerda fabricados por Antonio Stradivari y formada por dos violines de distinto tamaño, un violonchelo y una viola particularmente decorados, más otro violonchelo sin decoración. La colección pertenece al Patrimonio Nacional y se exhibe en la Sala de Música de la Real Biblioteca del Palacio, en unos expositores diseñados por el violonchelista Juan Ruiz Casaux.

El músico Ginés Pérez de la Parra (Orihuela, siglo XVI) destaca entre los nombres de referencia durante el reinado de Felipe II. Fue maestro de capilla de la catedral de Orihuela, su localidad natal, y también lo fue de la catedral de Valencia, donde creó una importante escuela valenciana de música religiosa. Su muerte se produce en 1600 y de su trabajo ha quedado rastro en diversos archivos eclesiásticos y en el Cancionero de Gandía, una relacionado con la capilla del virrey de Valencia, Fernando de Aragón, duque de Calabria. Las obras de Ginés Pérez nunca se imprimieron en vida del compositor y hoy agrupan 35 acabadas y 31 incompletas. Entre las más significativas está el 'Officium defunctorum’ grabado discográficamente por Victoria Musicae.

Los 200 años del nacimiento de Bedrich Smetana invitan a recordar la llegada a España de sus óperas a través del Teatro del Liceo y del Real de Madrid. La representación de La novia vendida que, en un curioso juego de simetrías, se escuchó exactamente hace cien años, celebraba entonces el centenario del compositor. Previamente se habían oído otras obras orquestales y algún cuarteto, pero este momento es especialmente significativo pues con él se reavivó el debate sobre la ópera nacional española y la protección estatal a este repertorio.

La gira por Madrid y Barcelona de la Filarmónica de Berlín con su director Herbert von Karajan en 1975 acumuló en la prensa numerosos artículos. Aquí se parte del reportaje publicado en la revista Ritmo, en el número de noviembre de 1975 firmado por José Luis Pérez de Arteaga y titulado "Crónica de cinco días sobre la visita a España de la Filarmónica de Berlín y Herbert von Karajan". La realización del reportaje fue una experiencia extraordinaria y única, según testimonio del propio comentarista: "acompañar a una orquesta es siempre una vivencia apasionante, y este cronista había tenido otras oportunidades semejantes; ahora bien, cuando la orquesta en cuestión es la Filarmónica de Berlín y el director con el que se dialoga es Herbert von Karajan, la situación cobra dimensiones de excepcionalidad".

En recuerdo del historiador del arte y musicólogo Antonio Gallego se recupera su crónica sobre los "Mordidos de la tarántula" incluida en el libro "La música en tiempos de Carlos III”. Gallego definió este trabajo como “un diálogo personal con los músicos y escritores del siglo XVIII”, definición perfectamente aplicable al último disco de Concerto 1700, el grupo de Daniel Pinteño. "Back to follia!" recuerda la música del barroco y se fija en una serie de esquemas musicales que servían para improvisar variaciones o "diferencias". Entre todos ellos están las imprescindibles folía y chacona. Es un buen ejemplo de musicología práctica, fiel a la fuente e imaginativa en su configuración sonora.

"¿Qué músicas complacían más a Felipe II? ¿Cuáles pueden ser llamadas más propia y personalmente "sus" músicas?", se preguntaba Pepe Rey en un trabajo dedicado al repertorio musical del rey prudente. El asunto es sutil y difícil de calibrar, aunque sea seguro que Ambrosio Cotes, Nicolas Gombert, Fernando de las Infantas, Pierre de Manchicourt, Bartolomé de Escobedo, Alonso Lobo o Philippe Rogier tuvieron al monarca como destinatario de varias de sus composiciones, tal y como se escucha en este programa.

José Iturbi fue un músico abierto a muy diversas facetas profesionales. Recorrió el mundo como virtuoso del piano, fue un profesor de renombre, en Ginebra, en París, conoció el estrellato durante su trabajo en Hollywood al lado de grandes estrellas con apariciones en películas muy taquilleras y, en España, hizo una labor muy meritoria relanzando a la Orquesta de Valencia de la que fue director titular, con la que hizo grabaciones, giras internacionales y se implicó en proyectos más sociales como los conciertos benéficos en épocas de riadas. Mucho más olvidada es su faceta como compositor, pero fue autor de obras curiosas, convencionales en muchos casos, y arreglista de algunos títulos de referencia.

Cuando en 1870 se anunció el descubrimiento del Cancionero de Palacio, con intervención de Francisco Asenjo Barbieri, se abrió la posibilidad de conocer la colección más rica que se ha conservado de canción profana polifónica de la corte de los Reyes Católicos. Otra de la singularidades del cancionero es que agrupa 458 composiciones en su mayoría de autores españoles. Se trata de un hecho excepcional puesto que este tipo de recopilaciones que solían incluir obras de autores extranjeros, predominando los flamencos. Entre los firmantes están Juan del Encina, Francisco de Peñalosa y Pedro Escobar, además de otros autores menos conocidos como Jacobus Milarte, Juan Ponce, Gabriel o Lope de Baena.