• Hay que saber cuándo parar la pelea

  • Mar 17 2024
  • Duración: 23 m
  • Podcast

Hay que saber cuándo parar la pelea  Por  arte de portada

Hay que saber cuándo parar la pelea

  • Resumen

  • La diferencia entre los atletas comunes y los de élite es la capacidad emocional para recuperarse de una falla, de una derrota, y concentrarse en el siguiente golpe


    Por Diana Sosa


    En septiembre pasado, Luis Rosales subió al ring con una única certeza: perdiera o ganara, sería la última pelea de box que protagonizaría.


    Con 11 triunfos, cinco derrotas y un empate como su récord personal, ‘El chapulín Rosales’ (26 años) llegó a su cita contra Israel Gasparrillo con la retina de su ojo derecho desprendida.


    Cuando empezó a tener problemas de vista lo comentó con su familia, con su equipo de trabajo. Sin embargo, nadie tomó en serio su inquietud debido a que una infección de oído le aquejaba al mismo tiempo y la gente a su alrededor simplemente relacionó las sombras que veía y su oreja.


    Pero nadie lo llevó con un especialista, nadie siquiera se lo recomendó.


    “Decidí callar, pero cada día perdía más visión”, cuenta ‘El chapulín’ Rosales en el nuevo episodio de CLUB DE BOX, un pódcast de EL GRÁFICO. “Ya tengo el compromiso de la pelea, es un título nacional, no voy a desperdiciar esta última pelea, ya no diré nada”.


    En su triunfo sobre Gasparrillo hizo valer sus características física, con brazos y piernas largas, que le permitieron aguantar los 12 rounds defendiendo su ojo derecho todo el tiempo, pero entrando y saliendo al cuerpo de su rival, y evitando que el rival lo golpeara.


    Sin embargo, después de la gloria del triunfo vinieron dos operaciones para frenar el deterioro de su ojo. Pero sólo frenarlo, porque el daño en su retina es irreversible.


    “Créansela, en lo que hagan, créansela, y pónganse por delante de cualquier otra persona”

    Luis ‘Chapulín’ Rosales

    Boxeador en retiro


    Convencido de que hizo lo correcto, a pesar de que arriesgó su visión, Rosales tuvo claro que sería su última pelea, que no podría seguir con un solo ojo al 100%


    “Estaba en mi mejor momento, eso es lo más doloroso, porque con esa pelea demostré que pude llegar a ser campeón del mundo, no me arrepiento de nada”, dice con la voz entrecortada Rosales. “Todavía me cuesta asimilar las cosas, porque estaba en mi mejor momento como deportista profesional, en lo físico y en lo mental, y de un momento a otro, así como estabas como campeón, ¡pum!, caes hasta el piso y adiós ser boxeador, y es algo muy doloroso, me pegó demasiado”.


    El duelo profesional del retiro es un desafío enorme para cualquiera. No poder ejercer lo que mejor hacemos requiere de un acompañamiento psicológico, incluso psiquiátrico como el que tiene en la actualidad Luis Rosales, porque son resiliencia y asertividad sabe que su opción A está cancelada, pero otras se abrirán como ocurre con quien sabe construirse poco a poco con esfuerzo y disciplina.


    Más resilientes

    Los cambios inesperados pueden ser dolorosos. Aprender que el cambio forma parte de la vida es fundamental para salir de las adversidades de la vida.


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