En su obsesión por los dragones, el señor y la señora Lee, construyen un mundo propio donde cada detalle, desde el aliento de fuego hasta las escamas relucientes, es un reflejo de su fervoroso deseo de que estos seres sean reales. Esta historia hace uso de metáfora y simbolismo para representar cómo, a veces, idealizamos aspectos de nuestro mundo hasta el punto de perder contacto con la realidad. La ilusión se vuelve un refugio y una fuente de consuelo frente a las adversidades de la vida cotidiana.

En esta historia seguimos a Laura, una niña que le encanta jugar con los videojuegos. Si bien la historia se centra en ese específico aspecto de su vida, la historia gira al rededor de los sueños y las pesadillas, y como lo que nuestros hijos hacen durante el día pueden crear sus sueños y nuestra responsabilidad como padres para tranquilizarlos y hacerlos entender que los sueños son composiciones de lo que vemos durante el día.