Cuando se comenzo a escribirse en febrero de 2019, los elementos de su trama, que tocaban a Europa, Rusia y Estados Unidos, sabían más a ficción que a realidad, y al terminarla en abril de 2020, la novela seguía girando en torno a especulaciones que mezcladas con elementos de actualidad le daban la debida tensión narrativa para mantener al lector pegado al libro. Operación Tormenta parecen transformarse en una angustiante y peligrosa realidad. En la ficción, más alarmante aún, en la realidad, la humanidad se debate día a día entre las agitadas e imperceptibles mareas de la conspiración, los juegos de poder y el mundo al borde del abismo de una guerra que parece inevitable. En la ficción, los personajes toman decisiones que marcan el ritmo de las tensiones de la trama y sus consecuencias, nefastas o afortunadas, están blindadas por el límite de las páginas del libro. No ocurre así en la realidad, la puesta en marcha de una decisión individual o colectiva tiene implicaciones sobre la vida de muchos seres humanos. Ese impacto es mayor si se trata de la guerra, Tom Clancy afirmaba que los hombres deciden entrar en ella por miedo, se trata de un temor fundado en que se perdería más si no se toman las armas.