Más que una moda o una forma de posicionamiento, el Impact Corporate Venturing (ICV) se presenta como una herramienta sostenible tanto económica como socio-ambientalmente para adaptar las propuestas de valor de grandes empresas de la mano de startups en un mercado cada vez más cambiante y exigente.

Las herramientas que el ICV entrega a las empresas pueden ser desde relaciones comerciales cliente-proveedor hasta la inversión directa dependiendo de las capacidades de éstas, siempre enfocadas en adaptarse de manera veloz y efectiva a las demandas del mercado.

La certificación B es una herramienta para que las empresas puedan medirse y certificar su aporte socio-ambiental de la mano del componente económico. Las Empresas B certificadas se comprometen a ser las mejores PARA el mundo.

En paralelo a la certificación, en países como EE.UU, Italia, Colombia y Uruguay se ha avanzado en crear legislación para que su figura legal sea reconocida por los países como una nueva forma de ser empresa.

Requisitos mínimos para certificarse como Empresa B:

• Llevar más de 12 meses de operaciones
• Operar en un mercado competitivo
• Cambio en sus estatutos para ser Empresa B
• Ser una entidad con fines de lucro
• El negocio completo debe ser certificado

Muchas veces, hablamos de startups como un genérico, como soluciones innovadoras con potencial de escala, indistinto a su estado de desarrollo. Pero no es tan sencillo ya que la etapa en qué están determina directamente el cómo trabajar con ellas.

En esta capítulo, hablamos con Sebastian Gonzalez de Wayra sobre dos realidades parecidas pero a la vez distintas en el mundo del corporate venturing: las startups y las scaleups.

Juntos, exploramos cómo entender y relacionarse con emprendimientos en estas dos etapas, lo que puede ser clave para el éxito en el corporate venturing.