¿CÓMO VAMOS A SENTAR A PEDRI?

Hay gente que quiere sentar a Pedri en el banquillo. Esto es así. Por algún extraño motivo no se le perdona nada a este joven canario que a diferencia de otros muchos ya sabe lo que es ser proclamado como el mejor jugador de una Eurocopa. No el mejor joven, que también lo fue, como ahora pueden serlo Nico o Lamine, sino el mejor futbolista de todos los convocados en la edición del 21 que se nos escapó en una tanda de penaltis.

El caso es que el primer encuentro de Pedri con el nuevo seleccionador no puede ser más fructífero. Seis convocatorias, cinco titularidades y seis victorias y protagonismo indiscutible en el buen juego de España. ¿O cómo creen que le llegan los balones a los extremos para que puedan hacer magia? Es singular la situación que vive. Apareció y sin haber empatado con nadie le bautizamos como el nuevo Iniesta, el guardián de la esencia de la posesión en España y en el Barça. Quizá el hecho de haber recibido el impulso de Luis Enrique supuso un prejuicio infranqueable. Le tocó vivir demasiado rápido el éxito de ese MVP, el doblete en los JJOO, su presencia permanente en un listado de prórrogas interminable hasta que el cuerpo hizo crack.

Se le acusó de poco físico, de poco cuidado, de nula condición para el fútbol moderno. Ahora se señala tras su paso por el gimnasio que ha perdido toque con la pelota. Cada pérdida, un contragolpe. El caso es que pierda algo. Sin entrar en comparaciones absurdas, Alemania no discute ni a Kroos, ni a Gundogan, aunque ya jueguen caminando. Nuestro corazón latino ya azuza la opción Dani Olmo y no me parece mala idea si es como falso nueve para quitar referencia a Rudiger y con Pedri de lanzadera. Es pequeño, es bajito, es joven y es español. Nada me parecería peor que darle la razón a un perdedor como Lehmann.

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