El universo de los videojuegos, aun está dibujado en nuestras mentes con jugadores que son hombres cis. Los personajes pertenecen a alguna feminidad, están hipersexualizados o tienen roles menores. Y no es algo azaroso, si pensamos que en esta industria, los que producen siguen siendo los mismos. Diseñan y mantenlan un producto que reproduce los mecanismos y valores que la sociedad moldea. ¿Pero dónde están las feminidades? ¿Es posible construir un videojuego y no ser del palo de la programación? Esta es la historia de Marlow, quién pondrá en palabras de que se trata este espacio.

Sos llamade a una misión. Tenés que saber trabajar bajo presión y que te gusten los desafíos. Allá afuera, dicen que las personas de sistemas hacen cosas muy difíciles y que las oficinas son de ensueño. Que en 6 meses, sos programadore fullstack super saiyajin y que después del curso ya clasificás directamente a la final de la copa del mundo. Pero sos junior, o quizá trainee. Y ni ahí tenés todas las respuestas. Sos echable igual, no es un mundo mágico. Tu propia pantalla azul. Pero de todo eso que hiciste, conociste a un amigue, y ese a otre. Tuviste une profesore que compartía bolsas de trabajo. Entraste en una comunidad cuando estabas fastidiade porque no compilaba. Y así entendiste que no era un mundo maravilloso, sino uno real donde vos vas a ser la próxima mano para alguien.

Esta es la historia de Flor

Estamos habituades a ver la tecnología como algo igual o más inteligente que les seres humanes, dejando de lado que somos nosotres mismes quienes la creamos. Ya sea para agilizar procesos, almacenar grandes volúmenes de datos o maximizar ganancias, la tecnología siempre está al servicio de lo que demande el sistema en el que estamos inmersos. ¿Qué hay del uso de la tecnología para la diversidad? ¿Es posible democratizarla para que todes seamos beneficiaries reales de sus bondades? Josefina nos invita a la reflexión para que la habitemos y tomemos participación activa de la tecnología que realmente deseamos.