El nombre de Margarita La Diosa de la Cumbia, es sinónimo de fiesta y alegría, aunque paradójicamente ésta no ha sido la constante en la vida que la colombiana ha llevado fuera de los escenarios, empezando por la orfandad y la pobreza que sufrió a sus 14 años.

Empujada por la apremiante situación empezó a trabajar siendo menor de edad y fue fortuitamente descubierta mientras era corista ocasional de la Sonora Dinamita.

La agrupación fue la piedra de toque que le cambió la vida, aunque también la llevó a padecer impensados dramas, como tener un hijo con un hombre casado, ser acusada de intento de homicidio, ir a la cárcel por usurpación de nombre, caer en el alcoholismo y ser diagnosticada con depresión persistente.

Como si no fuera suficiente, en una extensa entrevista con Pati Chapoy, Margarita confirma por vez primera un trauma de la infancia que hasta hace poco reveló a su propia familia: el abuso sexual que sufrió a manos de su padre.

Es la historia de una mujer cuyo ejemplo nos recuerda que frente a las calamidades de la vida, el más poderoso escudo es la alegría… Aunque nada es lo que parece.

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El 26 de febrero de este 2024, Ricardo Casares vivió una traumática experiencia: un infarto que lo llevó a repasar su vida de golpe y a despedirse de sus padres con la certeza de que el momento final podía estar cerca.

Pero ¿acaso era posible que a sus casi 44 años y sin ninguna enfermedad previa todo terminara de tajo?

Ricardo comparte con Pati Chapoy el angustioso relato de cómo en tan solo minutos, el insoportable dolor se apoderó de su cuerpo presagiando lo peor.

Sin embargo, la ayuda providencial y oportuna que recibió en el momento más crítico de su vida, evidencia que no era su hora y que ameritaba el regalo de una segunda oportunidad, porque nada es lo que parece.

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Pedro Fernández descubrió su destino a muy temprana edad: Tenía siete años cuando jugando a cantar, un encuentro providencial con Vicente Fernández lo colocó en el camino del éxito.

No obstante, en casi 50 años de trayectoria no han faltado los percances y tropiezos, como el persistente distanciamiento de sus padres, ocurrido desde que tenía 15 años de edad; o el bloqueo al que durante tres años lo sometió su primera disquera, al grado de orillarlo a pensar en el retiro.

Menos mal que encontró un segundo impulso y se encumbró como una de las figuras masculinas más relevantes de la música mexicana, cobijado por la familia que desde los 17 años formó con su esposa Rebeca Garza aunque, tal como le cuenta en entrevista a Pati Chapoy, en su largo matrimonio también ha habido no pocas pruebas de fuego…

Es la historia de un “aventurero”, tal como reza su canción, pero también de un ser talentoso que precozmente supo para qué había nacido… Y es que nada es lo que parece.

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