Desde la antigua Grecia hasta nuestros días las buenas historias han sido de gran valor para todas las civilizaciones, nos rescatan del tedio, el vacío existencial y la rudeza de la vida, ¡y más cuando despiertan nuestra imaginación, como El Cascanueces, un referente para todas las generaciones del mundo, nos inspira a admirar la belleza interior y a apreciar los valores como la amistad, la perseverancia y el coraje!

El consejero Drosselmeier visita la casa de los Stahlbaum. Lleva  regalos a los niños María y Fede, sus ahijados. Hay un juguete que llama la atención de María: un cascanueces de madera. En la noche, el juguete cobra vida para preparar la batalla con el malvado Ratón de siete cabezas.

Los juguetes de Fede se unen al Cascanueces para pelear contra el Ratón de siete cabezas, quien va ganando la batalla. María interviene y cae herida.  A la familia le preocupa la salud de María y no creen la historia sobre el Cascanueces y el rey Ratón.

María se encuentra mejor. El padrino Drosselmeier visita a los niños. Les cuenta la historia de  la princesa Pirlipat y su hechizo. El joven Drosselmeier deshace el encantamiento de la princesa Pirlipat y Lady Ratilda lo condena a vivir como cascanueces. Solo el amor de una verdadera amiga lo puede rescatar.

El Rey de las siete cabezas se presenta con María y le pide sus dulces a cambio de dejar en paz al Cascanueces. Ella accede. El Cascanueces pide a María una espada. Finalmente, el Cascanueces sale victorioso.

El Cascanueces invita a María a dar un paseo por lugares mágicos. La lleva a Villa Jengibre y Villa Confite, lugar de donde él es el rey. Le agradece su amistad y le pide ser la reina de ese lugar.