Episodios

  • Carmencita y el entierro del español
    Apr 27 2024
    Carmencita y el entierro del español
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  • Maltrato
    Apr 16 2024
    En la tierra del Deza, vivía un hombre imponente conocido como el Gigante, debido a su altura de 1,95 metros. Este señor tenía cinco hijos, y desafortunadamente, todos ellos vivían sumidos en la desdicha en la calle de la amargura. El padre, lejos de ser un modelo de bondad y amor, se comportaba de manera despiadada y maltrataba a sus hijos constantemente, sin importar si había motivo o no. La vida de los hijos del Gigante era un constante tormento. Cada día se levantaban con el temor de enfrentar los abusos de su padre. La más mínima equivocación, como poner el pan al revés o no hacer una tarea correctamente, era motivo suficiente para desatar la ira del Gigante. Con cinturones, palos o cualquier objeto contundente que tuviera a mano, les propinaba palizas brutales, dejando marcas físicas y emocionales en sus hijos. La crueldad del Gigante no conocía límites. Incluso en momentos en los que sus hijos no tenían culpa alguna, el padre encontraba razones absurdas para descargar su furia sobre ellos. Los golpes eran tan frecuentes que los hijos vivían en constante miedo y angustia. Cada día, al regresar del colegio o después de realizar alguna tarea doméstica, sabían que les esperaba el infierno en manos de su propio progenitor. Aunque el Gigante obligaba a sus hijos a asistir a la iglesia, fingiendo ser un padre devoto, él mismo nunca se dignaba a acompañarlos. De este modo, los hijos, quienes anhelaban un refugio en la fe, se encontraban solos frente a las adversidades, sin la guía y el apoyo que deberían recibir de su padre. Sin embargo, en medio de la opresión y el sufrimiento, los hijos encontraban un pequeño alivio en el parque cercano. Allí, durante su único día libre, escapaban de las garras de su padre y se entregaban a la alegría y la libertad que el juego les brindaba. En ese rincón de esperanza, podían olvidar por un instante las penurias diarias y ser ellos mismos, aunque fuera brevemente. Pero la vida de los hermanos no solo estaba marcada por la violencia doméstica. El Gigante también los obligaba a trabajar en el campo de forma despiadada. Desde tempranas horas de la mañana hasta que el sol se ocultaba, los hijos eran sometidos a una carga laboral exhaustiva. Sus manos, maltratadas y heridas, trabajaban sin descanso bajo el yugo de su padre, quien parecía no tener compasión ni consideración por su bienestar. En una ocasión, durante uno de los tumultuosos enfrentamientos con su padre, la situación alcanzó su punto más álgido. En medio de la ira desatada, un objeto peligroso entró en juego: una guadaña. Los hermanos, impulsados por el miedo y el deseo de protegerse, se vieron obligados a enfrentar a su padre utilizando la herramienta como último recurso. La escena se tornó caótica y llena de desesperación, mientras los hijos luchaban por su supervivencia y por poner fin al ciclo interminable de abusos. A medida que la historia avanza, los hijos del Gigante de la tierra del Deza se aferran a la esperanza de encontrar una salida de su vida de sufrimiento y opresión. A pesar de las dificultades, intentan unirse y apoyarse entre sí para superar las adversidades que les impone su padre. Cada uno de ellos deberá encontrar el coraje y la determinación para enfrentarse a su progenitor y buscar una vida diferente, lejos de la calle de la amargura en la que han estado atrapados. La historia de estos hermanos es un testimonio desgarrador de la violencia doméstica y el abuso familiar. A través de sus experiencias, se pone de manifiesto la importancia de poner fin a los ciclos de maltrato y buscar un futuro en el que prevalezca el amor y el respeto. Aunque el camino hacia la redención y la libertad puede ser largo y espinoso, cada uno de ellos deberá encontrar su fuerza interior para romper las cadenas del pasado y construir un nuevo destino, donde lafelicidad y la paz sean los pilares fundamentales de sus vidas.José Pardal
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  • El barco de 15000 elefantes
    Apr 2 2024
    El barco de 15000 elefantes
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  • El queso maldito
    Apr 2 2024
    Había una vez en una soleada tarde de primavera en las calles empedradas de París, un queso semicurado yacía abandonado en medio de la vía. Su aroma embriagador se mezclaba con el aire parisino, atrayendo a los transeúntes que pasaban a su lado. Pero, por desgracia, este queso no era un objeto de deseo para todos. Manuel, un gallego amante de los quesos, paseaba por la ciudad disfrutando de su estancia en la capital francesa. Mientras caminaba por una estrecha callejuela, su ojo entrenado para reconocer los tesoros lácteos, se posó en el queso abandonado. Su corazón latió más rápido y sus papilas gustativas se regocijaron solo con la idea de probarlo. Sin pensarlo dos veces, Manuel se agachó y recogió el queso. Para su sorpresa, al sostenerlo en sus manos, notó que era de una calidad excepcional. La textura era perfecta y el olor era tan tentador que Manuel apenas podía contener su emoción. Estaba convencido de que había encontrado un tesoro culinario. Sin embargo, lo que Manuel no sabía era que aquel queso había sido tirado intencionalmente por un vecino de la zona. Este vecino tenía una profunda aversión por las palomas que frecuentaban la calle y decidido a librar su entorno de estas aves, había ideado un plan maquiavélico. Había untado el queso con un veneno mortal para las palomas y lo dejó estratégicamente en la vía pública. Ajeno a la malicia del vecino, Manuel llevó el queso a su apartamento. Con gran anticipación, cortó una porción y la llevó a su boca. El sabor era celestial, un deleite absoluto para su paladar. Pero poco después, empezó a sentirse mal. Los efectos del veneno comenzaron a hacer estragos en su cuerpo. Mientras Manuel luchaba contra los efectos del veneno, la noticia de su descubrimiento se extendió rápidamente por toda la ciudad. La historia del queso semicurado abandonado en la calle y el trágico destino de Manuel se convirtieron en tema de conversación en cafés y bistrós. Los amantes del queso quedaron horrorizados y el vecino, que había intentado envenenar a las palomas, se convirtió en el blanco de la ira de la comunidad. Afortunadamente, la rápida intervención médica permitió salvar la vida de Manuel. Pero el incidente dejó una huella imborrable en su memoria y en la de todos aquellos que escucharon la historia. El queso semicurado encontrado en la calle de París se convirtió en un símbolo de la importancia de la precaución y la prudencia al encontrar algo aparentemente valioso. Desde entonces, la historia del queso semicurado y la odisea de Manuel se relatan como una advertencia sobre los peligros ocultos que pueden acechar en las cosas que parecen demasiado buenas para ser verdad. Y aunque el vecino malintencionado nunca fue atrapado, su acto vil sirvió como recordatorio de que el odio y la maldad no tienen lugar en la búsqueda de la felicidad y el disfrute de las pequeñas alegrías de la vida, como un buen queso semicurado.autor José Pardal
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