Nadie tiene respuestas a tan complejas preguntas. Lo que es cierto es que la situación política se deteriora a dos años de asumido Luis Arce, el tecnocrático y ausente Presidente, incapaz de dominar la rebelión cívica oriental que ya lleva más de dos semanas paralizando al motor económico boliviano.

El conflicto muestra las debilidades estructurales del Estado boliviano y la incapacidad del gobierno para encontrar soluciones políticas, pero también la intransigencia maximalista de una dirigencia cruceña que añora su pírrica victoria de 2019 que generó la caída de Evo Morales. 

¿Se cocerán las mismas habas en esos mismos lodos? Noticia en desarrollo.

En Chile hablamos de una anomalía: después de meses de conflictos y errores no forzados, no hay que menospreciar los tres éxitos que cosechó en esta semana el gobierno de Gabriel Boric. Conservó la presidencia de la Cámara de Diputados que ya se daba por perdida; hizo un exitoso conclave entre las dos coaliciones gubernamentales mostrando finalmente cierto orden interno; y, finalmente, presentó una contundente reforma de pensiones, un proyecto estructural que intenta revertir los fracasos que tuvieron en estos mismos afanes tanto Piñera como Bachelet y que pretende crear un sistema de seguridad social paralelo al de capitalización individual actualmente existente.