• Sexo en la noche de mi aniversario.

  • Jun 20 2024
  • Length: 26 mins
  • Podcast

Sexo en la noche de mi aniversario.  By  cover art

Sexo en la noche de mi aniversario.

  • Summary

  • Noche de aniversario Mi esposa y yo llevamos casados ocho años y seguimos manteniendo la llama sexual. Por nuestro aniversario siempre nos vamos un fin de semana y follamos todo lo que no podemos durante el año (que suele ser una vez a la semana). Ese fin de semana llevamos todos los juguetes sexuales que tenemos: consoladores, arnés, lubricantes, vibradores, anillos... aunque normalmente usamos la mitad de lo que nos llevamos. Este año, lo teníamos planeado con mucha antelación pero mi mujer me dijo que no podrían ser dos días ya que el viernes tenía que trabajar. Yo me enfadé mucho ya que me quitaba un día de sexo pero me dijo: no te preocupes que haré que con un día te compense. Tampoco tenía mucha opción así que acepté y llegamos al hotel el sábado por la mañana. Habíamos reservado en un restaurante famoso junto al hotel y allí nos dimos un homenaje con maridaje de vinos incluido además de las cañas previas. En los postres, me tocó con la pierna bajo la mesa mientras me decía: lo estamos pasando bien pero ahora lo vamos a pasar mejor...ya verás. Yo pensaba que lo decía porque se sentía culpable por haber perdido un día y tenía que darle interés. Por fin llegamos al hotel, en el ascensor me empezó a chupar el cuello mientras me pasaba la mano por encima del pantalón. Yo ya estaba bastante caliente y ella se reía como haciendo algo malo. Cuando llegamos me dijo: saca los juguetes que vamos a disfrutarlos, por cierto, ¿te has traído las esposas? Saqué todo como me dijo, no tenía esposas típicas de policía pero le enseñé una cuerda que rodea al colchón y tiene argollas para amarrar unas esposas de lona. -Esto es lo que tengo, ¿te vale?- le enseñé cómo se ponía en la cama y enganché las esposas vacías. -Eso es perfecto. Me voy a dar una ducha y salgo que tengo una sorpresa para tí...ponte cómodo. Intenté entrar con ella en la ducha pero me dijo que no podía, que calmara mi ansiedad que ya estaba a punto. Me tumbé en la cama medio empalmado esperando. Escuchaba la ducha pero me pareció escucharla hablar también y supuse que estaba tarareando algo. Por fin salió, complemente desnuda y aún húmeda de la ducha. Se acercó y me dijo que me tumbara. Yo me había lanzado a chuparle las tetas (no son grandes pero me encantan) pero ella me dijo: -Shhh, quieto y tranquilo, tú eres el tigre atado y aquí hoy mando yo. Haz lo que te pido que verás cómo lo pasas. Primero quítate ya los calzoncillos y túmbate en la cama. Ponte las esposas pero fuerte que no puedas quitártelas, no me hagas trucos. Hice como me pidió, me tuvo que ayudar a cerrar las esposas de mi segunda mano. Me puso también esposas en los pies aunque el cordaje que había puesto hacía que tuviera las piernas casi flexionadas ya que estaban a 3/4 de la cama. Por fin, empezó a besarme los labios, siguió por mi cuello y me besó los brazos e iba bajando. Del ombligo pasó a los muslos. Tenía una erección considerable y aún no me había tocado el pene. Empezó a besarme los testículos mientras mi polla hacía movimientos arriba y abajo como indicándole el camino. De repente, se paró. Subió hasta mi oído y me dijo: ahora empieza la sorpresa. Saliò de la cama y yo no tenía ni idea de qué pasaba. La escuché abrir la puerta de la habitación y me imaginé que, la fantasía que habíamos tenido en tantas noches de comentarios sexuales mientras follábamos, iba a ser real. Íbamos a hacer un trío, jamás me lo habría esperado. Siempre habíamos comentado mientras follábamos esa fantasía pero no pasaba de ahí, jamás habíamos hecho ni de cerca gestión alguna para follar con otra. Mi erección se había bajado porque estaba esperando a saber de qué iba la historia. Tras escuchas cuchicheos y ruido de mochilas, por fin se descubrió la sorpresa. Tumbado desnudo en la cama del hotel, apareció mi esposa desnuda de la mano de un hombre que llevaba unos slips. Era el típico tío cachas con abdominales marcados y piernas definidas de gimnasio. La cara la llevaba tapada con un pasamontañas y solo tenía aberturas para ojos y boca. Yo me quedé paralizado, nunca habíamos hecho un trío pero, ¿con un hombre? Y además, ese tío estaba más cachas que yo (yo me cuido pero no tenía esos músculos). Mi mujer comenzó a hablar, la voz casi le había cambiado, era como más grave, como si se hubiera convertido en otra mujer. -Este es Jonas, va a jugar con nosotros y a hacer que nos lo pasemos bien, ¿vale cariño? Asentí petrificado. - A partir de ahora, él y tú haréis lo que yo os diga, ¿ok? Si no, dejamos el juego y nos vamos todos para casa. El tal Jonas estaba de pie esperando órdenes cómo si fuera lo más normal del mundo, yo me debatía entre si aquello era normal, me gustaba o se estaba yendo de las manos. Mi mujer se acercó a mi oído y susurró: vamos a seguir por donde estábamos. Me mordía los pezones despacio y besaba mi pecho. Se acercó a besar mis ...
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