• 17 Domingo B Un chico con comida

  • Jul 26 2024
  • Duración: 4 m
  • Podcast

17 Domingo B Un chico con comida

  • Resumen

  • Un chico con comida

    La semana pasada vimos a Jesús viajando a un lugar apartado para estar con sus apóstoles y al llegar se encontraron con una gran muchedumbre de gente. Tuvo compasión de ellos y comenzó a enseñarles muchas cosas. Cuando acabó de hablarles, los apóstoles esperaban que los iba a enviarlos a casa. Sin embargo, Jesús les dijo que primero tenían que darles de comer. No quiso enviarlos con los estómagos vacíos. Después de ocuparse de sus almas, ahora se preocupa de sus cuerpos. Jesús nos da una buena lección. Nuestras almas son más importantes que nuestros cuerpos. Nuestros cuerpos se reciclan, pero nuestras almas son eternas. Nos preocupamos demasiado de nuestra imagen. Pensamos que el cuerpo contiene al alma, pero es al revés: el alma contiene al cuerpo.

    Los apóstoles se encontraron con un gran problema: tenían que dar de comer a una gran multitud sin medios para alimentarlos. Felipe dijo que tenían 200 denarios en la caja, dinero insuficiente para dar de comer un bocado a cada uno. Andrés encontró un muchacho con cinco panes y dos peces. Nosotros también nos encontramos con problemas todos los días, algunos de ellos complicados. Utilizamos nuestros talentos para resolverlos. Podemos pedir a Dios que nos ayude, pero no podemos esperar que los solucione todos. Había una vez un hombre que le pedía a Dios que le tocara la lotería; un ángel se le apareció y le dijo que por lo menos comprara un boleto.

    Había otra gente entre la multitud con comida, pero sólo un chico se lo ofreció a los apóstoles. Pensaron que, si se guardaban su comida, por lo menos ellos tendrían algo para comer. Era inútil ofrecer lo poco que tenían para tantas personas. No conocemos el nombre de este chico. Solo sabemos que dio su comida a Jesús. Él sabía que no era mucho, pero se lo dio todo a Jesús. Sin ello quizás Jesús no hubiera hecho el milagro.

    ¿Por qué Jesús pidió un poco de comida si podía haber hecho el milagro sin nada? Porque quiere que cooperemos con él. Jesús quiere utilizar nuestra pequeña humanidad para sus milagros. Aunque no es nada comparado con Dios, y ni tan siquiera nos necesita, quiere que nos sintamos útiles. Es como un padre que pide a su hijo pequeño que le eche una mano, aunque sabe que le va a estorbar.

    Este es el único milagro contado por los cuatro evangelistas. Se quedaron tan impresionados que lo quisieron contar a todo el mundo. La comida era algo importante en tiempos antiguos, por su dificultad de obtenerla. Podemos imaginarnos al chico mirando con curiosidad para ver que iba a hacer Jesús con sus cinco bocatas de pan con pescado. Los puso en un cesto, los bendijo, y comenzó a dárselos a la gente. Podemos ver los ojos del chico, abiertos sin pestañear, contando bocatas. Se volvieron grandes como platos cuando contó más de cinco. ¡Salieron millares de ellos! Se fue corriendo a su casa gritando para decírselo a su madre: “¡Mis panes! ¡Mis peces!” Se llevó unos trozos para mostrárselos, el pan caliente y el pescado fresco, todavía moviéndose.

    josephpich@gmail.com

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