• 26 Domingo B Tentaciones

  • Sep 24 2024
  • Duración: 4 m
  • Podcast

  • Resumen

  • Tentaciones

    En el evangelio de hoy Jesús nos avisa de lo que nos inclina a pecar, perder el cielo y puede enviarnos a una condenación eterna. Los demonios odian el infierno, el lugar creado para ellos, e intentan con todas sus fuerzas a que los acompañemos. No podemos ser inocentes acerca de perder nuestra alma. No vemos las tentaciones, pero las sentimos. Hacemos lo que no deberíamos hacer y lo sabemos. Son cosas que no nos van bien y perdemos nuestra felicidad.

    No nos gustan las tentaciones, pero en si son indiferentes. Son buenas si vencemos y son malas si caemos en ellas. Jesús se dejó tentar para darnos un ejemplo de cómo luchar contra ellas y vencerlas. Rezamos cada día en el Padre Nuestro que “no nos dejes caer en la tentación.” No le pedimos a Dios que nos evite las tentaciones, sino que no caigamos en las trampas que el demonio coloca constantemente en nuestro camino.

    Si Dios las permite, significa que nos hacen bien, aunque nos cueste creerlo. Comprobamos nuestra virtud y demostramos a Dios que le amamos, poniéndole en primer lugar en nuestra vida. Nos ayudan a madurar, a ser más fuertes, a conocernos mejor, a no confiar en nuestras propias fuerzas, y a fiarnos más en Dios. No es una buena señal si no somos tentados. Significa que estamos perdidos y el demonio no está interesado en nuestra lucha. Los árboles expuestos a los vientos crecen más fuertes. En tiempo de guerra los militares pueden ascender más rápido en sus carreras. Los aviones despegan contra el viento de frente. Crecemos en tiempos de prueba.

    Sabemos que Dios no deja al demonio que nos tiente por encima de nuestras fuerzas. Tenemos siempre las gracias necesarias para resistir las tentaciones y salir vencedores. San Pablo pidió tres veces quitarse de encima un aguijón que se hundía en su carne, y tres veces Dios le contestó: te basta mi gracia. Debemos preguntarnos con sinceridad, que es lo que queremos.

    Hay una historia famosa de Oscar Wilde que andaba muy despacio por la calle. Alguien le preguntó porque lo hacía. Él contestó con una sonrisa: estoy huyendo de la tentación y quiero que me alcance. ¿Qué hacemos cuando un perro intenta mordernos? Correr para subirnos a un árbol. Se cuenta de un león que estaba enfermo e invitó a los otros animales a que fueran a visitarlo en su cueva. La zorra no quiso entrar. Cuando le preguntaron porque no entraba, ella contestó: “veo los animales entrar en la cueva, pero no veo a ninguno salir de ella.” El león había encontrado un buen sistema de conseguir alimento mientras estaba enfermo. Muchas veces la mejor manera de resistir las tentaciones es huir de ellas, no probar si somos suficientemente fuertes. Debemos ser sinceros y reconocer ambos, nuestra debilidad y el poder de Dios.

    josephpich@gmail.com

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