• Adrián Allemandi

  • May 17 2022
  • Length: 10 mins
  • Podcast

  • Summary

  • Lo conocí a Adrián de una manera un tanto fortuita. Vino a jugar a uno de los clubes de Sevilla donde yo era el director y nos enfrentamos por primera vez. Esto fue hace muchísimos años, he perdido la cuenta, pero creo que por lo menos han pasado 19 años.Adrián, más conocido en el mundo del pádel y en los circuitos de pádel profesionales como Tito Allemandi, era el típico jugador de tenis, rápido, veloz, con tiros muy ajustados y ganadores, pero sin demasiado conocimiento del pádel. Llamativo eran sus golpes cortos, su volea rapidísima, sobre todo de derecha, y sus desplazamientos sigilosos, veloces y, tal cual un tigre, atrapaba a su presa con facilidad.Quizás no dominaba demasiado las paredes, pero tenía todos los argumentos para convertirse en un jugador de calidad. Cuando jugamos ese partido amistoso, realmente me sorprendió. Era difícil que no nos conociéramos porque jugábamos bastante entre los profesores y los chicos que jugaban muy bien. Yo ya tenía más de 40 años pero me seguía divirtiendo este deporte maravilloso que es el pádel.Una noche estaba en la casa de una amiga, suena mi móvil, era Adrián, y casi sin dejarme saludarlo me pregunta: Qué tenés que hacer esta noche Nico?Dormir, básicamente, le respondí!Con su clásico tono convincente, me dice: tenés que venir a jugar un torneo conmigo porque mi compañero, Juan José, se lesionó el tobillo jugando al fútbol y no va a poder llegar.Medio aturdido por el pedido, mirando mi reloj al mismo tiempo que ya eran pasadas las 22, pero a qué hora es el partido?Es un torneo que se juega en el Puerto de Santa María y el club está a reventar de gente porque es un torneo auspiciado por Crema de Alba.Él seguía hablando convencido de que yo iría. Mientras Yolanda acercaba su oído a mi móvil para escuchar lo que me decía y, a la vez, asentía con su cabeza para apoyarme en la decisión de aceptar la invitación.“Hay muy buenas parejas, y me las describía en cuanto a su valor de ranking, aparte los premios son buenísimos, nos van a llevar en limousina cuando ganemos porque el torneo también lo patrocina una discoteca, y entremedio de las pistas hay mucho espacio donde están las promotoras regalando muchas cosas, y no me podés dejar tirado…”En este punto ya no lo escuchaba, atento a lo que me decía Yolanda que era la que tenía que madrugar al día siguiente.Hacía un montón de tiempo que no jugaba un torneo. Aparte Adrián, en ese momento, jugaba del revés. Yo tendría que jugar de derecha, por un lado mejor para no tener desgaste físico, pero por el otro lado no era lo más habitual para mí en esos tiempos.Primer partido bastante placentero, bastante facilito, pero tuvimos que correr un poco, y eso no era nada era pensando que al día siguiente tendría que ir a dar clases por la mañana, por la tarde, y luego, a la noche, volver al Puerto de Santa María a jugar.Cuando digo por la noche, era muy por la noche, ya que el torneo se jugaba en la madrugada. Jugamos todos los partidos a las 2 o 3 de la mañana, luego ducha, volver a Sevilla, y así cada día.Sin casi descansar, había que continuar con la rutina de clases, mañana y tarde, en el Club Náutico Sevilla.Día tras día, desde el lunes, hasta el viernes.A nivel de juego no me podía quejar, yo pasaba la pelota, generalmente jugando paralelo para que le tiraran a Adri y él se encargaba del resto.Los partidos se iban poniendo cada vez más duros, a medida que pasábamos rondas, además del cansancio acumulado que era, creo, lo que más desgastaba.Los cuartos de final del miércoles, las semifinales del jueves, fueron partidos muy equilibrados. Pero yo jugaba con el as de espadas en la manga.En la final, nos esperaba la pareja número 25 de España, y eso lejos de asustarnos, nos motivaba. La estrategia la teníamos clarísima. Nunca me lo dijo, pero creo que eso lo motivó a pensar que yo podría entrenarlo. Una cosa era como yo jugaba. Otra cosa era lo que yo decía que iba a ocurrir, y ocurría.Ya a esa altura, nos conocíamos todos, y todos sabíamos por donde se iba a desarrollar el juego.Ganamos el primer set de la final, relativamente fácil, pero hasta ahí llegaron mis fuerzas. Incluso, íbamos ganando con un quiebre en el segundo set, pero ellos hicieron un esfuerzo extra, nos igualaron y nos ganaron ese set.Pasé unos 20 minutos de derrota, de cansancio mental y físico, que parecía que todo iba a concluir así.De a poco fui recuperando mi confianza, y con un Adrián resolutivo en todas las jugadas, retomamos el control del tercer set.Si antes de este torneo ya tenía muchas esperanzas en él, después de lo vivido a lo largo de estos 5 días, me confirmaron que podía llegar muy lejos. No sabía exactamente hasta dónde podía llegar, pero si me imaginaba que iba a ser muy, muy arriba. Pudimos ganar. Recuerdo siempre que el jugador que estaba enfrente mío, el de revés, cuando Adrián tiraba un smash sobre su revés, lo devolvía ...
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