El verano trae consigo la esperada temporada de vacaciones, un periodo que muchos ansían para descansar y recargar energías. Sin embargo, en lugar de ser una fuente de alivio, para una gran parte de la población trabajadora, la anticipación de este descanso se convierte en una causa significativa de estrés, un fenómeno conocido como síndrome prevacacional. Este trastorno, aunque no reconocido oficialmente en los manuales de psicología, presenta síntomas que afectan a muchas personas, como explica Xavi Sabin, psicólogo sanitario y experto en psicología del trabajo.

El síndrome prevacacional no aparece en los manuales diagnósticos oficiales de la psicología, pero los síntomas asociados a este fenómeno son reales y comunes. Entre los más destacados se encuentran la excesiva activación emocional, donde las emociones intensas, incluso las positivas, pueden generar estrés. La euforia y la anticipación de las vacaciones pueden llevar a un estado de sobreexcitación que afecta el bienestar general.

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Una de las frases que hemos escuchado en los últimos días sin duda ha sido, “necesito vacaciones”. Las costumbres y el reparto de las vacaciones han cambiado si las comparamos por ejemplo con la España de los años 60 y 70, donde la familia al completo se marchaba de vacaciones montados en un 600.

Tomarse unas semanas de descanso sigue siendo un acontecimiento anual deseado por mucha gente. Por desgracia, las estadísticas indican que un tercio de la población española no puede irse de vacaciones.

¿Cómo tienen que ser las vacaciones para que nos ayuden a resetear el cerebro? ¿ Qué dice la ciencia?

Hablamos con Alfredo Pacheco, psicólogo especializado en salud mental en el trabajo y bienestar laboral, aborda en esta entrevista la importancia de las vacaciones para la salud mental y física. Destaca que, al igual que el sueño es crucial para el cerebro durante el día, es fundamental realizar pausas formales y prolongadas a lo largo del año para recargar energías y mantener el bienestar. Esta desconexión ayuda a combatir el estrés acumulado y permite una recuperación integral.

El estrés crónico, tanto laboral como personal, tiene efectos perjudiciales significativos en la salud. El aumento prolongado de cortisol, la hormona del estrés, puede resultar en agotamiento físico y mental, cambios en el estado de ánimo, ansiedad, irritabilidad y problemas de sueño. A largo plazo, esto puede conducir a trastornos más graves, como ansiedad, depresión y el síndrome de burnout. La evidencia científica respalda la necesidad de vacaciones para reducir el agotamiento y mejorar el bienestar psicológico, aumentando la eficacia y creatividad en el trabajo.

Un artículo publicado en 2017 en la revista de Psicología de la Salud Ocupacional en Estados Unidos subraya que pausar y desconectar del ámbito laboral reduce significativamente el agotamiento físico y mental, y mejora el bienestar psicológico. Esto demuestra que el descanso adecuado permite regresar al trabajo con mayor energía y capacidad.

Pacheco también aborda el desafío de la duración de las vacaciones, ya que no todos pueden tomar un mes completo. Para aquellos con menos tiempo, recomienda un período mínimo de dos semanas para permitir que el cuerpo y la mente se ajusten adecuadamente y experimenten los beneficios del descanso. Es crucial reducir el nivel de actividad antes de iniciar las vacaciones y hacer una transición gradual de vuelta al trabajo para minimizar el impacto del síndrome postvacacional.

En cuanto a la tecnología, que puede dificultar la desconexión, Pacheco sugiere limitar el uso de dispositivos electrónicos durante las vacaciones. Recomienda asignar tiempos específicos para revisar correos electrónicos y redes sociales, y evitar que estos se conviertan en una fuente de estrés adicional. Además, aconseja gestionar las redes sociales de manera que no interfieran con la relajación, ya que la comparación con las actividades de otras personas puede aumentar la ansiedad.

Para ayudar en la desconexión tecnológica, se propone usar el tiempo de descanso para fortalecer relaciones personales y disfrutar de actividades que no estén relacionadas con el trabajo. Es importante que las personas aprendan a apagar sus teléfonos y dedicar tiempo a disfrutar plenamente del momento presente, sin la presión de compartir cada detalle en redes sociales.

Otra de las recomendaciones es que al acercarse el final de las vacaciones, es útil comenzar a ajustar gradualmente la rutina para facilitar una vuelta más suave al trabajo. Recomienda empezar a adaptarse a horarios más cercanos a los habituales, reducir el consumo de cafeína y reestablecer hábitos de sueño para hacer la transición de regreso al trabajo de manera más efectiva y menos estresante.

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Una de las formas más comunes de deshacerse de la ropa que ya no usamos es depositarla en los contenedores que se encuentran en las calles o en las tiendas de algunas marcas. Pero, ¿Qué pasa con esa ropa después de que la dejamos? ¿A dónde va? ¿Quién la recibe? ¿Qué uso se le da?

Estas son algunas de las preguntas que se ha planteado Greenpeace, que ha realizado una investigación para rastrear el destino de 29 prendas donadas en diferentes ciudades de España. El resultado es sorprendente y revela el impacto ambiental y social del comercio de la ropa usada.

Solo una de las 29 piezas de ropa usada, en las que Greenpeace colocó un geolocalizador antes de ser depositadas en contenedores de ropa, acabó siendo reutilizada.

Tras cuatro meses de seguimiento, muchas prendas siguen moviéndose y parece que no han llegado a su último destino, aunque han recorrido miles de kilómetros a lugares tan lejanos y diversos como Chile, Pakistán, India o Togo.

Hablamos con Sara del Río, responsable del área de la Unidad de Investigación de Greenpeace.

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